Ya está casi todo listo: mochilas preparadas, botas limpias, bastones plegados, toda la ropa y enseres colocaditos en bolsas para poder meterlos de forma milagrosa dentro de la mochila... y lo que es más importante, los corazones a punto para poder vivir un año más esta gran experiencia.
Se nota en el ambiente esa mezcla perfecta de mucha expectación, bastante de nervios, algo de miedo y mucho mucho mucho de saber que va a ser un gran momento que hay que vivir a tope.
Las predicciones del tiempo no son buenas, pero da lo mismo... la vivencia del camino está por encima de si llueven chuzos de punta o sale un sol abrasador.
Pues allá vamos, un año más, con el gran deseo de poder vivir un ¡BUEN CAMINO!
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